Un estudio desarrollado por investigadores de la Universidad de California demuestra que las dietas pobres en ácidos omega-3, habitualmente presentes en el pescado (salmón, sardina, atún, caballa…) provocan una disminución del cerebro, siendo ésta equivalente a, aproximadamente, dos años de envejecimiento estructural del mismo.
Además, el omega-3, presente en dichos pescados, también actúa como antídoto contra el estrés: Una investigación de la Universidad de Lausana, en Suiza, concluyó que tomar suplementos diarios de esta sustancia durante tres semanas reducía drásticamente la fabricación de hormonas relacionadas con el estrés, sobre todo de cortisol y adrenalina. De hecho, está demostrado que el omega-3 aumenta la producción de serotonina, es decir, la hormona del bienestar.